Georgianna aún seguía sentada junto a la piscina y teniendo a Cameron y Britania Queen como compañía. Afortunadamente había mandando a Sidney Morrinson en busca de Leonor Saint Bonnet.
-¿Cómo intervino Prudent Berti en tu fantástica relación?- preguntó con un tono de malicia Britania.
-Veras… Llevó años viniendo a Estados Unidos visitando a mi familia. He pasado varios meses e incluso años viviendo aquí en temporadas.- explicó Georgianna.
-¿Cómo años? ¿Cómo estudiabas?
-Educación a distancia. A veces necesitaba sentirme junto a mi familia y decidía pasar un tiempo en casa de mi prima Cameron. Así conocí a las chicas y a todo el mundo.- concluyó.
-Es decir, fuiste bienvenida por todos y ahí es donde intervino la celosa de Prudent, ¿cierto?
-Algo así. Al parecer Manhattan no es lo suficientemente grande como para que una chica nueva llegue al barrio y no pase desapercibida. Conocí a la mayoría de los chicos de aquí, incluyendo los lacayos de Prudent. Ya sabes lo serviciales que son las niñas, con lo cual no tardaron en seguirme. Al parecer esto no le gustó a la señorita Berti.- contó Georgiana resumiendo las causas.
-Comprendo. ¿Qué hizo?- se interesó Britany al concebir que la historia resultaría más interesante de lo que había previsto en un principio.- Sorpréndeme.
-Cometió el peor error contra Georgianna Da Coppi.- amenazó la chica. No lo dijo abiertamente pero quiso avisar, de alguna manera, a Britania Queen de lo que se podría esperar de toda aquella que la perjudicara.
-Asistí al cumpleaños de dieciséis de mi prima Cameron en el local Beronia, donde lo celebra casi todo los años. Me acompañaba Clifford Warren con toda la elegancia que podía tener. Todos conocían la profunda y breve relación que manteníamos pues ya lo había presentado en sociedad como mi novio, incluso salimos alguna que otra vez todo juntos, ¿recuerdas, Cameron?- preguntó a su prima con ademan de que recordara.
-Sí, era un chico bien educado y simpático. Muy protector con Georgia.- comentó Cameron.
-Todo un caballero andante.- concluyó Britania, que asimilaba todos los halagos de las dos chicas al respectivo hombre.
-Obviamente.- siguió Georgiana.- Si Clifford conocía a muchos de nuestros conocidos y amigos, también conoció a Prudent Berti, pues yo misma me encargué de que se lo presentaran como novio de Georgiana Nutini. Era joven, pues aún tenía los quince y Clifford y yo no habíamos hecho nada deshonesto, ya me entiendes, cosa que no paso inadvertido por nadie del David Clarence.- explicó.- Disfrutaba de la fiesta bailando y contemplando como todos bailaban, charlaban y reían, cuando Clifford me ofreció una copa de ron. No era mi bebida preferida, pero ¿quién iba a negarse al chico que le gustaba? Me la bebí obedientemente. Prudent paseaba regularmente observándome y vigilante a todas mis acciones. Pero me sentía bien pues Clifford no se separó apenas de mí en toda la noche. Bailamos juntos durante la velada, abrazados y acaramelados, besándonos sin parar.
-Sí, fue realmente empalagoso.- intervino Cameron haciendo muecas. Britania le respondió con una divertida sonrisa.
-Como iba diciéndo.- Georgia se mostró ofendida y continuó.- Pasamos la noche como amantes platónicos. Desde mucho antes había despertado en mí la tentación y los deseos,pero no encontrábamos el momento ni el lugar. Tampoco era por la confianza pues Clifford fue siempre el dueño y señor de mi cuerpo, o bien así lo sentía en aquel momento. Era todo para mí, no existía ningún otro ni pensaba que existiría nunca. Pero aquella noche me sentía terriblemente afectada por sus hermosos ojos verdes, su pícara sonrisa y su cuerpo descomunal. Estaba totalmente halagada porque mi novio no quisiera separarse de mí en ningún momento salvo aquellos que saludaba algún allegado o tenía la necesidad de ir al servicio o servirse otra copa. Más tarde comprendí porque lo hacía. Me resultó extraño que aquella bebida de ron, que justamente no era de mi gusto, me parecería lo más bueno y excitante que había bebido hasta entonces. La gente pasaba por mi mente, segundos, y lo único que me importaba era Clifford y sus labios, sus grandes manos rodeándome y abrazándome tocando aquellas partes más coquetas.
-Georgia, ¿puedes seguir enumerando las escenas, querida?-pidió su prima con desaprobación.
Algo cohibida, Georgia refunfuñando por la desdeñosa intervención de Cameron, decidió continuar con la historia.
-Después de bastante tiempo resistiéndome a la tentación de comérmelo a besos…
-Te equivocas, querida, sucumbiste a la tentación.- indicó Cameron mirándola de reojo.
-Cameron, ¿puedo?- masculló Georgiana, su prima le contestó asintiendo.- Bien… Clifford también rabiaba de deseo, lo sabía por la manera de mirarme y tocarme. Intentando pasar desapercibidos subimos a una de las habitaciones de Cameron.
-Discreción fue su objetivo, que no consiguieron.- volvió a interrumpir Cameron. Britania no paraba de sonreír y carcajear por la escenita representada por las primas.
-¡Cameron! ¿Me permites continuar?- preguntó enfadada su prima.- ¿O tengo que mandarte a buscar a Sidney Morrinson que busca a tu desaparecida hermana?
Esto provocó que la antigua preocupación vivida en el cuerpo de Cameron recordara que su hermana no había aparecido hasta entonces. Georgia ignorando el pálido rostro de su prima, cuando recobró el sentido de la frase dicha, continuó con su historieta.
-Como iba diciendo… Buscaba la habitación en la que me solía alojar.- Beronia era un restaurante hotel, que en ocasiones se alquilaba y se utilizaba a preferencia del alquilador. Cameron Saint Bonnet siempre la alquilaba en sus fiestas y además quienes quisieran pasaban la noche en una de las habitaciones para ahorrarse la multa de conducción por alcohol.- Clifford, por el contrario, nunca antes había estado en el Beronia, pero él deseaba otra habitación especialmente. Me resultó extraño pero en mi estado de cólera no soportaba más la espera y le seguí hasta la habitación 309.
-Una bonita alcoba.- añadió Britania asintiendo.
-Había una tenue luz encendida y tampoco reparé en que la habitación estuviera preparada para aquello. El amado Clifford me desnudó rápidamente y bueno... ya entiendes.
-Os acostasteis.- afirmó la chica con decisión.
-Exactamente.- respondió Georgia para añadir.- Al día siguiente un video de aquella noche había grabado nuestra noche y fue publicado por Internet. Durante semanas el vídeo recorrió todo Manhattan por ordenadores y móviles. Fui terriblemente ridiculizada por Prudent Berti y Clifford Warren que, desde entonces, mantuvieron una larga relación amorosa.
-¿Es qué Clifford Warren te dejó por el vídeo erótico?
-Clifford Warren.- recalcó Georgiana con odio.- Fue quien “envenenó” mi copa de ron.- hizo el gesto de las comillas con ambas manos a la vez que remarcaba la palabra.- Por eso me supo tan delicioso, a pesar, de que no gusta tomar ron y aquella preferencia por la habitación 309. Era un complot entre Prudent y Clifford, quien me lo aseguró por un e-mail un mes más tarde. Al parecer Clifford tenía pensado cortar nuestra relación cuando habló con Prudent Berti. Ella lo engatusó para enamorarlo y ponerlo en contra mía. La muy víbora planeó todo un acontecimiento para putearme. Ella echó un potente afrodisíaco en la bebida que Clifford me trajo, lógicamente ella desconocía mi aborrecimiento por el ron, pero no fui capaz de negarle la bebida a mi chico, entonces, además estaba de lo más dulce. Así que ahí me tienes. Entregándome por primera vez a un chico que apenas sentía cariño por mí. Mi primera vez grabado y visto por todo Manhattan. Ahora puedes imaginarte mi estado y resentimiento.- y con esto, Georgiana finalizó la historia de su vida esperando la desaprobación y luego marcha de Britania por tal desventura.
Por el contrario, ésta se compadeció y lanzándole una agradable sonrisa le acarició dulcemente la mano para mostrarle confianza.
-Es realmente toda una hazaña Georgia. Puedo llamarte Georgia, ¿verdad?- la elogiada asintió débilmente y la miró con inocencia.- La tuya será muchísimo peor. Y si me lo permites, me gustaría contribuir.
A Georgiana se le iluminó el rostro al comprobar que no le faltaban aliados para su venganza contra Prudent y le sonrió con mayores ganas.
-Tenemos el plan pensado Britania, solo tenemos que llevarlo a cabo. Pero para eso necesitamos a mi hermana y no aparece.- dijo Cameron, quién miraba a Britany aún con desconfianza.
-¿Tu hermana? ¿Dónde está?- se volvió a Cameron.
-Desconozco su paradero.- explicó la chica.
-¿Por qué no me contáis el plan?- la cara de Britania se volvió a crispar y a interesarse por las consecuencias de la guerra en Manhattan.
-Prudent Berti no es una chica limpia. Tenemos entendido que es, anónimamente, de las más problemáticas del lugar con respecto al alcohol y la droga.
-¿Alcohólica? ¿Drogadicta?- preguntó con un atisbo de alegría.
-Tú lo has dicho, cariño.- se rió a su vez Georgiana.
-Al parecer nuestra amada Prudent.- añadió Cameron acercándose cada vez más a su nueva amiga.- es integrante de una terrible banda de rock. Ella no toca ni canta, por supuesto, ella se reserva para los agradecidos regalos que les presenta al grupo. Muchas veces también ella misma hace la entrega.
-Es la bomba.- dijo con un júbilo disfrute Britany.
-Britania.- dijo en voz bastante alto Georgia.- ¿qué problema tienes tú respecto a Prudent Berti?- preguntó con desconfianza.
-Absolutamente, nada. Cuando llegue al David Clarence comprobé que estaba en el trono, pero puesto que mi posición era incluso más alta que la suya, pues mi popularidad era inmensa respecto a los estudiantes del instituto y ella no hacía nada contra mí y mis chicas, decidí ignorarla y dejarla gobernar en su imaginario trono. Al poco me di cuenta de la veracidad, pero insignificante puesto de reina del David Clarence cuando apareciste tú. Pero aparentemente no tengo ningún inconveniente para con ella… Hasta ahora, por supuesto. – contó Britania.
-El plan es este.- dijo Cameron completamente confiada.- Las amigas de mi hermana conoce a una de las integrantes del grupo, Julemi Young, la batería. En uno de los días previstos para drogarse, Miley Buttercup, amiga de mi hermana, se introducirá con ellos y hará fotos de Prudent Berti en plena acción. Las obtendremos al día siguiente y las mandaremos al David Clarence, a sus padres y todas las personas conocidas. Al diseñador Stahl de la pasarela de Los Ángeles.
-Sí, por otro lado, nos encargaremos de hacer una fiesta ibicenca los próximos días a la que, obviamente, la chica asistirá y allí mismo, acompañada por Clifford Warren, buscaré la forma de llevármelo a algún lado, delante de sus mismísimas narices. Por supuesto que no significa eso que crea que él vuelve a quererme, pero eso es lo que parecerá a los ojos de Prudent. ¿Comprendes?
-Perfectamente…- lo pensó durante unos instantes y luego añadió.- Y me gusta. Me gusta vuestra idea. Apenas conocía la parte de las fotos.
-Pues ese es el plan.- concluyó Georgiana.
Las tres chicas se quedaron durante unos momentos en silencio meditando sobre lo hablado. ¿Habrían dicho demasiado a la astuta Britania Queen? ¿Utilizaría, ésta lo sucedido en su contra?
sábado, 27 de febrero de 2010
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Ostras!!! maldito Clifford. Que fuerte que fuerte anda que envenenar el ron....
ResponderEliminarEspero el siguiente con ansias, espero que el plan salga como quieren.
Besotes Julieta